domingo, 13 de junio de 2010

17.-Cuando el caos acierta.


El título no es muy ilustrativo, pero tiene su sentido, que conste. El caso que mejor se adapta a lo que quiero decir es el siguiente. Enciendes el reproductor de música (que en mi caso siempre está en aleatorio) y al darle al play, empieza la canción que querías escuchar, o justo la que necesitas en ese momento. Cuando me pasa, que no es muy a menudo, me siento muy realizado. Es una estupidez, lo sé, pero mola que el universo te ayude (por ejemplo).

Lo gracioso que tiene esta cosa pepi es que por sí no es muy interesante, pero ayuda a enlazar con otras, como ponerse eufórico, o en casos extremos, encontrar a la persona adecuada por puro azar. No voy a relatar ahora la historia de eso último por varios motivos, pero tiene su aquel.

Me vienen a la mente curiosidades graciosas no necesariamente relacionadas con el tema, pero dignas de mención. Es un puntazo irse lejos (relativamente) y encontrarse que todo te suena. En mi caso, al salir por León me dí cuenta de que Dosan habla exactamente igual que Sampe (si no los conocéis no es gracioso, pero a mí me sorprendió), descubrí que Korpitz me recuerda tanto a Lucas como a Jorge (el que en el derrame del año pasado me dio un Gelocatil, tío, te debo la vida) y que Cocas (creo que era así) me suena muchísimo, pero no sé de qué, y otros casos por el estilo. Eso sin contar que en las dos veces que he ido me he encontrado con gente de Oviedo, lo cual es como poco desconcertante.

Bien, creo haber aclarado el tema del caos de una forma más o menos gráfica.

Y por último invito a aquellos de mis lectores que lo deseen que me hagan un favor: definidme en una palabra, y luego en dos.

Muchas gracias.

Hasta mañana.

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